Una palabra tuya

bastará para sanarme

Llegó la palabra,
las palabras
y entonces reconocí
que había sanado
sola

Leo unos poemas de L. Cohen cuando puedo en el trabajo, en los brevísimos minutos que me quedan. Ayer mi jefe me descubrió cerrando rápidamente el archivo.


Ahora tiene la seguridad de que estoy haciendo algo muy malo cuando no me ve. 

Rebotó la poesía en vos

cuando te vi pasar 
en el último asiento
del trole

ud. dijo:
nunca lo sabras con certeza.

digo yo:
La gente tiene certezas. Es una cuestión muy íntima. La gente también tiene nombres, como Juan, María o Mariana...

Ayer me desperté porque descubrí cómo solucionar un problema, digamos que mecánico. Lo entendí durmiendo a las tres de la mañana. Hacía meses que no pensaba en eso, me desperté y arreglé lo que no funcionaba.

Supongo que sacaré toda la basura en un par de meses. O quizás antes, si mis sueños siguen siendo tan productivos.

no iba a funcionar
eras mi padre
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por haber sido aire
en tus huecos

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